IBIZA, EMOCIÓN MEDITERRÁNEA
IBIZA, EMOCIÓN MEDITERRÁNEA
Ibiza es pura esencia mediterránea. Sus playas, paisajes, patrimonio, gastronomía y gentes atesoran lo mejor de las culturas que han forjado la personalidad singular de esta isla sin igual en el mundo. Divertida, natural, cosmopolita, extravagante, romántica y amante de la buena vida, Ibiza se presenta como un destino vacacional idóneo para familias y viajeros de todo tipo y todas las edades: senderistas, buceadores, navegantes, ciclistas, gastrónomos, c/ubbers, artistas, amantes de los mercadillos…
La isla de Ibiza tiene la fortuna de albergar una amplia riqueza de tesoros y sorpresas en una superficie de apenas 572 kmz2, lo que permite explorar sus atractivos con comodidad. La distancia existente entre los dos puntos más alejados de la isla no llega a los 50 kilómetros, aunque la mayoría de los enclaves turísticos de interés se alcanza en una media de 15 minutos en coche o moto, dependiendo del punto de origen. Ibiza también ofrece a los viajeros diversas zonas turísticas en las que alojarse y disfrutar de preciosas playas, divertidas actividades de ocio y deliciosa gastronomía sin necesidad de traslados.
El clima de Ibiza es típicamente mediterráneo, con veranos cálidos sin apenas presencia de lluvias e inviemos soleados y agradables. Con casi 3.000 horas de sol anuales y unas temperaturas de media muy benignas, Ibiza se disfruta los 365 días del año ya que cada estación cuenta con sus propios atractivos. Más allá de las hermosas playas de aguas color turquesa, la isla ofrece un rico patrimonio histórico y cultural que se muestra al visitante a través de la arquitectura tradicional, los yacimientos arqueológicos y el folclore, así como una amplia red de senderos para caminantes y ciclistas idóneos para el otoño, el invierno y la primavera. Sin olvidar que la isla muda su paisaje en cada estación dando protagonismo según el momento a los omnipresentes bosques de pinos, los campos de olivos y naranjos, la floración del almendro, la desnudez de las higueras o la frondosa sombra del algarrobo.
Los 210 kilómetros de la costa ibicenca y sus casi 60 playas ofrecen los placeres más sencillos y atractivos del verano, como nadar en una cala salvaje de aguas color turquesa, echarse la siesta bajo la sombra de un pino, practicar buceo de superficie, paddle surf o kayak; otear el horizonte desde lo alto de una torre vigía, perderse por un sendero litoral y descubrir un nuevo rincón favorito, disfrutar de un delicioso plato de pescado al borde del mar, admirar los famosos atardeceres de Ibiza con la mejor música chill-out, jugar en familia en orillas seguras para el baño infantil, pasear por la playa…
Pura vida mediterránea con la magia de Ibiza.